Hola, somos Juan Marenco y Natalia Alfonso y te presentamos Be Curious, un newsletter de Be Influencers. Acá vas a encontrar una recopilación de cosas que nos interesan, nos llaman la atención y, sobre todo, nos hacen pensar.
Top 3 de la semana
Twitter y la tv, un solo corazón. Ad Age presentó un informe donde muestra que Twitter y el consumo de TV tienen un cruce muy interesante, es decir, la conversación twittera sube (o baja) ratings. Y decimos rating porque hay más demostración de impacto sobre la TV lineal que sobre el streaming, algo que además tiene cierta lógica si tenemos en cuenta la falta de datos respecto al último. Una de las hipótesis del estudio es que en Twitter la gente está mucho más obsesionada por la Cultura Pop que otras redes sociales, cosa con la que coincidimos y podríamos agregarle el todavía relevante realtime que diferencia a Twitter del resto de las redes. A esto se le suma que los Fandoms tienen en Twitter un espacio de expresión y conversación que los retroalimenta y les permite impactar en el resto de los usuarios. ¿Por qué este informe nos parece relevante? Suenan redoblantes. En Be Influencers hace 6 años que venimos trabajando en campañas asociadas a la búsqueda de rating en TV lineal a partir de generar conversación en Twitter, desde series hasta premios pasando por deportes en vivo, entendimos y profundizamos sobre la lógica de cómo los consumos culturales son siempre sociales y cómo la conversación es uno de los principales drivers a querer consumirlos.
¿Shopping economy? ¿No estamos rompiendo el contenido en post de vender?: Square, la nueva startup de Jack Dorsey, el CEO de Twitter acaba de cerrar un acuerdo con TikTok para que los creadores puedan tener su propio e-commerce dentro de la plataforma. Básicamente permite que cada perfil pueda tener una nueva pestaña donde pueda vender productos. Un paso similar al que ya hizo Instagram con Shopify y otros players. Acá la pregunta que nos hacemos es, ¿estos pasos están pensados en post de quiénes consumen contenidos y suponemos que desean comprar directamente ahí? ¿O son deseos de las compañías de tener ventas directas? Una primera hipótesis nos acerca más a la segunda opción y creemos que es clave cuidar la calidad del contenido para poder retener usuarios.
Mark responde a las acusaciones de su ex empleada. ¡Qué semanita, Mark! Hace dos semanas hablamos de las investigaciones que está sacando el Wall Street Journal respecto cómo Facebook fomenta los contenidos extremistas, que hace daño a las adolescentes, lo sabe y no hace nada, que tiene usuarios con ciertos privilegios que otros no, etc. Este domingo, encima, supimos quién había dado toda esa información porque dio la cara en 60 Minutos. ¡Y al día siguiente se cayó todo! La peor semana de Mark en su vida más o menos. Ahora Zuck dio una entrevista donde se defiende, pero con pocos datos y muy atado a lo personal. La sensación es que esto recién empieza.
Cultura de la Influencia
Ya hablamos alguna vez de Byung-Chul Han, un filósofo coreano muy prolífico que tiene una manera interesante de publicar: escribe ensayos cortos que publica rápidamente, ofreciendo una reflexión casi en tiempo real cuya lectura es una mirada del presente.
En “La sociedad de la transparencia” dice: Hoy, el globo entero se desarrolla en pos de formar un gran panóptico. No hay ningún lugar fuera del panóptico. Este se hace total. Ningún muro separa el adentro y el afuera. Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de la libertad, adoptan formas panópticas. Hoy, contra lo que se supone normalmente, la vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega voluntariamente a la mirada panóptica. A sabiendas, contribuimos al panóptico digital, en la medida en que nos desnudamos y exponemos. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez. Ahí está la dialéctica de la libertad, que se hace patente como control.
El planteo de Byung-Chul Han nos habla directamente a quienes estamos analizando y pensando sobre la Cultura de la Influencia. Llevándolo al llano, ¿es la pérdida de la privacidad provocada por internet y las redes sociales también una pérdida de libertad? ¿Somos nosotros nuestros propios controladores?
Quizás los efectos los vemos en distintos emergentes que impactan directamente en nuestra libertad como el punitivismo generado por la Cultura de la Cancelación o la arbitrariedad de las reglas impuestas por las plataformas que afectan directamente a la libertad de expresión.
Hace unas semanas tuvimos acceso a un informe que analizaba la juventud, sus comportamientos y angustias y lo más llamativo se dio cuando les preguntaron dónde se sentían más cómodos, más libres, en qué ambientes y espacios. La respuesta de la mayoría fue contundente: en la casa. “En mi casa puedo estar en pijama y nadie me mira”, “En mi casa puedo ser como soy” y distintas expresiones que daban a entender a los otros lugares: la calle, la escuela y, por supuesto, las redes sociales como lugares asociados a la mirada ajena, al control, a la falta de libertad.
Lo importante de esto es que durante, al menos, los últimos 50 años eso fue exactamente al revés, la casa siempre fue vista como un lugar de represión y autoridad (al igual que la escuela), en contraposición con la calle y, en los últimos años, internet, como lugares de libertad y privacidad.
No hay dudas de que estamos frente a un fenómeno complejo que incluye temas como las nuevas mapaternidades y las nuevas relaciones con los hijos, que parecen ser menos autoritarias que antes, junto con la responsabilidad de los algoritmos en la imposición de imágenes hegemónicas, la Cultura de la Influencia, la Cancelación y nos quedemos muy cortos de analizarlo acá, pero sirve como disparador para pensar en cómo los cambios culturales, sociales y tecnológicos están afectando nuestra percepción de la realidad.
Be Influencers recomienda
A raíz del éxito de la serie surcoreana El juego del calamar, hoy les presentamos a Liry Onni, una chica con nacionalidad argentina y surcoreana que, a través de su canal de Youtube, transmite la cultura del país del origen de sus padres: K-pop, gastronomía, moda, historia y choques culturales en general con Occidente. Cuenta con más de 1 millón y medio de suscriptores y muchos de sus videos pasan el millón de visualizaciones.
En el reporte del 2021 de Youtube Trends, la plataforma se define como una ventana a la cultura del mundo y a sus videos como herramientas para facilitar conexiones y el canal de Liry es un ejemplo claro de esto. Los puntos en común entre nuestra cultura y la de un país como Corea del Sur son pocos y difíciles de conocer a fondo, excepto que tengamos la oportunidad de viajar o hablar con alguien que conozca mucho el país y Liry viene a cumplir ese rol a través de la pantalla de Youtube.
Tengamos en cuenta que, según Google, un 47% de argentinos entra a Youtube para buscar información específica sobre un tema y probablemente la audiencia llegue al canal de Liry, más allá de recomendaciones, a través del buscador de la plataforma buscando información sobre temas específicos de la cultura coreana, siendo el K-Pop la temática que prima.
En el mundo hiper globalizado en el que vivimos, ciertas cuestiones de la cultura coreana como la música, gastronomía o producciones audiovisuales como El juego del calamar o Parasite, por solo nombrar algunas, están cada vez más presentes en Latinoamérica. Inclusive existe la Asociación de Gastronómicos Coreanos, quienes difunden la comida coreana en la región. Las plataformas digitales juegan un rol importantísimo en esto, generando conversación alrededor de estos productos y dándoles la masividad que alcanzan hoy en día que de otra manera sería imposible. ¿Qué puede pasar si se caen las redes sociales como pasó el lunes con estos consumos culturales? Vamos al siguiente artículo ;)
Lo que la semana nos dejó
Se cayeron Whatsapp, Instagram y Facebook. Todos corrimos a Twitter y Telegram. Hasta volvimos a mandar SMS y recordamos el MSN o ICQ. Noticia principal en todos los medios. Teorías conspirativas. Sentimiento de vacío. FOMO. Apocalipsis digital. Todo esto por estar casi 8 horas de nuestras vidas sin el imperio Zuckerberg. ¿Somos conscientes del verdadero rol que ocupan las redes sociales en nuestro día a día? Vamos a reflexionar un poquito sobre esto y lo vamos a ilustrar, obvio, con memes.
1) La necesidad de estar conectados
¿Alguna vez se encontraron a ustedes mismos entrando a Instagram, Twitter, Tiktok o cualquier plataforma por impulso, sin pensarlo, porque sí? ¿Podemos ver una peli o un capítulo de una serie sin mirar el celu? Si entramos en configuraciones, ¿cuál es el tiempo en pantalla? Estamos todo el día mirando contenidos y comunicándonos con otras personas, ya sea por cuestiones laborales o personales. Es parte de nuestra cotidianeidad y si no podemos hacerlo a través de los líderes, inmediatamente vamos a virar hacia otras alternativas. No es lo mismo, pero es algo.
¿Significa esto que las redes sociales son tóxicas en sí mismas? No. A veces quizás lo olvidamos, pero somos simples seres humanos con la necesidad básica de conectarse con un otro. Las plataformas digitales vienen a satisfacer esa necesidad (de una manera impensada hasta hace no mucho) y, además, nos entretienen. El combo perfecto.
No nos olvidemos tampoco que somos seres de hábitos y hace ya años que estamos acostumbrados a, al menos, saber que la posibilidad de estar conectados con otros 24/7, en casi todo el mundo, existe. Además, vivimos en la era del entretenimiento infinito. Por ejemplo, solamente en Youtube se suben 500 horas de video por minuto. Si hacemos los cálculos, nos llevaría aproximadamente 82 años ver los videos cargados en tan solo una hora. Tremendo, ¿no?
2) Crisis existencial y FOMO
Más allá de lo aburrida que puede ser la vida sin Whatsapp, Instagram y Facebook, lo que verdaderamente nos angustió de su caída fue ese sentimiento de estar perdiéndonos de cosas. La inmediatez rige nuestras vidas y el tener que esperar varias horas para saber qué respondieron en el grupo de Whastapp o para ver las stories de nuestros amigos o creadores de contenido favoritos nos liquida. ¿White people problems? Sí, completamente, pero es así.
De todas maneras, Twitter nos dio la suficiente cantidad de memes y conversaciones para sobrepasar esas (¿sólo?) 8 horas. Una de las joyitas estuvo en el twitt de, justamente, Twitter diciendo “hello literally everyone” y, con más de medio millón de retwits y 3 millones de likes, pasaron cosas:
3) Nostalgia
Saliendo un poco de la crisis existencial, unas horas sin Whatsapp nos puso románticos y empezamos a recordar aquellos tiempos sin smartphone. Yendo varias décadas más atrás, mi abuela siempre me cuenta de los tiempos en los que mandaba cartas de su pueblo de España a Buenos Aires y todo el tiempo que tenía que esperar para recibir una respuesta, y a mi siempre me parece una locura. ¿Éramos más felices antes sin tanta inmediatez? Bueno, es difícil saberlo. Los cambios fueron tan rápidos y tan profundos que es casi como comparar peras y manzanas. Como dijo Ibai, simplemente es lo que había.
Lo divertido de la discusión de si la era del Nokia 1100 y el MSN era mejor o no, es que se da entre personas que tenemos 30 años, como si ya hubiésemos vivido toda una vida, lo que denota la rapidez de los cambios tecnológicos y culturales. De todas formas, este debate no lleva a nada en concreto porque esos cambios se van a seguir sucediendo y cada vez de manera más vertiginosa.
Como dijimos, internet, las redes sociales y la inmediatez que habilitan no son tóxicas en sí mismas. Son gran parte de nuestra vida, de nuestra cultura y, muchas veces, de nuestros trabajos. ¿Cuántas personas usamos hoy en día más el Whatsapp que el mail o cuántos emprendimientos tienen como principal canal de venta a Instagram?
4) Conclusiones
Todo esto que venimos hablando, la necesidad de estar conectados, el FOMO e incluso la nostalgia treintañera colectiva, se traduce en una sola cuestión: el consumo social. Como dice Ana Andjelic en el newsletter The Sociology of Business, gracias a Internet y sus numerosas redes de influencia, los productos de todas las categorías son ahora más susceptibles a las tendencias que a las preferencias individuales. Whatsapp, Instagram, Facebook y las plataformas digitales en general nos permiten formar parte de comunidades y micro comunidades que nos influencian constantemente y casi siempre de manera inconsciente. Sin ir más lejos, gran parte de los memes que pusimos acá son de El juego del calamar, la serie estrella de Netflix del 2021. ¿Pensamos que esta serie o La casa de papel o Stranger Things hubiesen sido tan exitosas sin redes sociales? Ni ahí. El producto en sí puede gustar más o puede gustar menos, pero con toda la conversación que se genera alrededor de ellos es inevitable no querer quedarse afuera.
Gracias por leernos, ¡hasta la semana que viene!