Hola, somos Juan Marenco y Natalia Alfonso y te presentamos Be Curious, un newsletter de Be Influencers. Acá vas a encontrar una recopilación de cosas que nos interesan, nos llaman la atención y, sobre todo, nos hacen pensar.
Top 3 de la semana
¿Instagram es el nuevo Facebook?: Bueno, quizás es exagerado, pero fotos menos perfectas y memes están inundando los feeds al estilo Facebook. ¿Podrán evitar el cambio total?.
Se buscan influencers en Youtube Shorts: Con el objetivo de tener nuevos creadores, Youtube está dispuesto a invertir hasta U$D10.000 mensuales por influencer. Como venimos hablando, la batalla por el contenido hace que las plataformas estén invirtiendo cada vez más en creadores. ¿Nueva burbuja o realidad?
La fórmula del Fandom: Hace algunos años hablábamos de Fandom siempre asociado al cine o a la música, pero ese universo ya quedó lejos y hoy, es quizás, uno de los que más viene creciendo. Zoe Scaman, estratega especialista en fandoms y creadores, armó la Fórmula del Fandom, un documento imperdible.
Cultura de la Influencia
El regreso del viejo diario personal: Desde las recetas para contar cómo nos fue con la masa madre hasta la selfie llorando cuando nos enteramos que vacunaron a nuestros papás: nadie puede saber a ciencia cierta cómo reconstruirán los historiadores del futuro los días que estamos viviendo pero seguramente usen las redes sociales como fuente de investigación. Ahora bien, ¿hay alguna novedad en este fenómeno? De acuerdo con Lee Humphreys, autora de “The Qualified Self: Social Media and the Accounting of Everyday Life” contar nuestra vida para los demás y dejar asentados nuestros miedos y prejuicios es una práctica humana de larga data, presente desde mucho antes de que existieran las redes para informarse y compartir teorías conspiranoicas sobre la realidad.
Tomás Balmaceda, co-autor en Cultura de la Influencia analiza el fenómeno acá.
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¿Conocías a Uki Deane? Varios de ustedes seguramente sí. Muchos lo definen como alguien polémico, alguien que lleva la etiqueta de cheto con orgullo y no tiene miedo de decirlo. Incluso, el año pasado fue cancelado por gordofóbico tras una convocatoria de modelos para su marca de trajes de baño. Citando sus palabras, dijo "si lo pongo al gordo, no vendo". Esto obviamente despertó mucha polémica por algunas semanas y le costó a Uki la pérdida de varios miles de seguidores. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, ya que ésta situación le dio a Uki la oportunidad de reflexionar sobre sus propios dichos y, finalmente, pidió disculpas públicamente, reconoció que se había equivocado y expresó: "les quiero decir que reflexioné y voy a cambiar y ya mandé a producir tamaños nuevos, voy a hacer XL, XXL, tanto para mujeres como para hombres, por más que no me vaya bien económicamente yo quiero ser parte del cambio".
Este año, el influencer anunció un nuevo proyecto junto a su ONG PlantArg con el objetivo de plantar 1 millón de árboles para mitigar los efectos de la contaminación ambiental y el cambio climático. Su estrategia es informar sobre qué es efectivamente el cambio climático y cómo afecta a nuestro planeta y, por lo tanto, a nosotros y convocar a la gente a hacer donaciones, donde $300 equivalen a 1 árbol. Además, sumó expertos en blockchain para asegurar la trazabilidad del dinero que se recauda.
Como todo en estos tiempos, esta iniciativa despertó polémica y dividió aguas. Por un lado, está la gente que lo apoya y lo felicita pero, por el otro, están los que lo atacan por distintas razones: dicen que la ecología no le interesa porque come carne, que si tanto le importa el planeta ponga él la plata para plantar los árboles o simplemente de “cheto careta”.
Una vez más, podemos ver los extremismos que suceden en las redes sociales. Es respetable por igual la gente que decide apoyar a Uki en la causa como los que no y será trabajo diario del influencer generar la suficiente confianza en la gente para lograr su objetivo. Lo que repudiamos desde acá es la agresión y el extremismo ya que, bajo esa premisa, a menos que seas alguien que hace “todo bien” (cuestión hiper subjetiva que va a depender de quién lo mire) te inhabilita a querer aportar con una causa por “careta”.
Por otro lado, es casi imposible no querer comparar esta situación con Santi Maratea, quien recibió los mismos tipos de comentarios y ataques cuando a principio de año comenzó con las colectas solidarias. Desde Be Influencers celebramos a aquellos que usan su influencia para generar el bien y hacer el mundo un poco mejor. Creemos que la responsabilidad de esto no puede caer en una sola persona, sino que somos todos responsables, cada uno desde nuestro lugar y desde donde pueda cada uno. Los ataques a quienes deciden accionar al respecto no aportan nada positivo y esperamos que como sociedad podamos encontrar más grises y menos extremos.
Lo que la semana nos dejó
Canje: mala palabra
Esta semana queremos reflexionar acerca de lo que significa la palabra canje, tan arraigada a celebrities e influencers, a raíz de la polémica con Cande Tinelli quien, al parecer, recibió unos zapatos de una emprendedora que nunca publicó en su perfil de Instagram y tenemos varias cosas para decir.
Por un lado, sigue estando muy presente en el imaginario colectivo que el trabajo de los influencers es exclusivamente el canje, es decir, recibir productos gratis y publicarlos en sus redes. Por ejemplo, cuando Messi hizo la colaboración con Whastapp, muchos comentarios fueron de este estilo:
En este punto, hay que entender un par de cuestiones fundamentales:
Si a un influencer le sirve y acepta recibir un producto o servicio en modalidad de pago por su trabajo, no tiene absolutamente nada de malo, siempre y cuando sea un acuerdo previo con la marca y las condiciones para ambas partes estén claras. Este tipo de intercambio puede ser desde una prenda de vestir hasta un auto.
Queda en la ética del influencer promocionar productos o servicios que realmente usaría o probaría y de los cuales puede dar una opinión realmente genuina para no perder su credibilidad. También es responsabilidad de marcas y agencias la correcta selección de perfiles para sus campañas de influencers marketing, sin sesgarse solamente por el número de seguidores y teniendo muy en cuenta la parte cualitativa.
Si una marca, sea cual sea, decide enviarle productos a un influencer, éste no queda inmediatamente obligado a publicarlo en sus redes sociales por dos razones principales: la primera es que la creación de contenidos lleva tiempo, esfuerzo y dinero y, por lo tanto, no se puede pretender que se haga sin un pago de por medio, a menos que marca e influencer acepten otro tipo de acuerdo. La segunda es que ningún influencer es idóneo para comunicar todos los productos. Un influencer que hace fit con un producto no lo va a hacer con muchos otros y si sabe que determinado producto o servicio no va bien con su perfil, con su tono o con su estilo, está perfecto que diga que no, ya que está cuidando tanto su imagen como la de la marca.
Para concluir, definimos la palabra canje como una mala palabra ya que hace alusión a que el trabajo con influencers se trata de “sacar algunas fotitos y subirlas a Instagram a cambio de cosas”. Los influencers no son solamente vidrieras para mostrar productos, sino partners estratégicos para comunicar mensajes claves marcarios, lo cual requiere de plantear objetivos, estrategias, creatividades y un trabajo de co-creación constante con los influencers para lograr los objetivos de la campaña.
Gracias por leernos, ¡hasta la semana que viene!