La paradoja de la elección, régimen de streamers y Bad Bunny
Todo lo que querías saber del mundo de los influencers.
Hola, somos Juan Marenco y Natalia Alfonso y te presentamos Be Curious, un newsletter de Be Influencers. Acá vas a encontrar una recopilación de cosas que nos interesan, nos llaman la atención y, sobre todo, nos hacen pensar.
Les queremos contar algo: Be Curious va a salir cada 15 días a partir de ahora, ¿para qué? Para que tengan tiempo de leernos ;)
Top 3 de la semana
España var por un registro de streamers: Según la normativa los streamers pasan a tener que registrarse igual que las plataformas como prestadores de servicio. El objetivo es que estos grandes streamers estén mejor definidos. Incluirlos en el registro debería ayudar a tener un mejor control por ejemplo sobre sus actividades comerciales, incluidas las distintas campañas publicitarias, que deberán ser informadas correctamente. La equiparación con el resto de plataformas audiovisuales les exigirá también asegurarse que ciertos contenidos como los juegos de azar son para mayores de 18 años, que su contenido no incita al odio o que se ayuda a reducir el consumo de alimentos y bebidas grasas a menores. Lo raro de todo esto es que están sumando a los streamers y los hacen responsables y no a las plataformas donde crean contenidos, como Youtube o Twitch.
¿Qué hace un video de shorts viral?: La verdad verdadera es que no sabemos, pero este estudio sobre 3.3 billones de views tiene algunas respuestas que nos pueden ayudar. Según este análisis la longitud es importante y los que están entre 50 y 60 segundos son los más exitosos, absolutamente contraintuitivo con la mirada actual de videos hiper cortos, pero no solo eso, la retención de los videos también es mejor en los más largos. ¿Otro dato? Los primeros 2 segundos son claves. Mucho más acá.
¿Qué quieren ser los chicos argentinos cuando sean grandes? Influencers. Tomando en cuenta las búsquedas en Google, la empresa Remitly realizó un análisis de los trabajos que más interesan a las personas en la actualidad. En los países de habla hispana, puntualmente en latinoamérica,la gente sueña con trabajar en redes sociales. En la Argentina y Colombia quieren ser Influencers, en Chile y Uruguay, Youtubers. ¿Clima de época o moda?
Cultura de la Influencia
En el año 2000, los profesores Sheena S. Iyengar y Mark R. Lepper sentían que algo estaba pasando con la sobreoferta de productos y decidieron hacer un experimento. Recordemos que durante fines de los 90 creció la tendencia de que las marcas tenían que tener cada vez más opciones para que el público decidiera, fueron los años de la Cherry Coke, de la Pepsi Twist y de miles de productos que salían para dar más ofertas a sus consumidores.
Pero Sheena y Mark sintieron que había algo raro e hicieron un breve experimento: durante dos fines de semana distintos intervinieron en una góndola de mermeladas en un supermercado. Uno de los días la góndola tenía 24 tipos de mermeladas distintas, la siguiente vez tan sólo 6. Durante 5 horas cada día observaron el comportamiento de los compradores y vieron lo siguiente:
Durante el día que estuvo expuesta la góndola con mucha variedad, 242 clientes pasaron delante del puesto y 145 pararon a analizar esa oferta. Es decir, un 60% de los consumidores frenaron.
Durante el día que había tan sólo 6 mermeladas expuestas, 260 clientes pasaron delante del puesto, pero tan sólo 104 pararon. Es decir, un 40%.
A simple vista parecería que la mayor oferta es claramente mejor, pero cuando vamos a las compras efectivas vemos que:
4 personas compraron el día de la oferta grande, es decir el 3%
31 personas compraron el día de la oferta limitada, es decir el 30%
Bueno, se complicó todo un poco más, ¿nocierto? ¿Qué quiere decir eso? El psicólogo Barry Schwartz en su libro “La paradoja de la elección”, dice: “Cuando la gente no puede elegir, la vida se hace muy complicada. Según aumenta el número de opciones disponibles (tal y como pasa en nuestra sociedad consumista), aumenta la autonomía y sentido de libertad de una forma potente y positiva.
Pero según sigue aumentando el número de opciones sobre las que elegir, empiezan a aparecer aspectos negativos. Si el número de opciones disponibles aumenta mucho, los aspectos negativos escalan hasta sobresaturar nuestra capacidad de elección. En este punto la elección ya no libera, si no que debilita. Incluso se podría decir que tiraniza”.Casi al mismo tiempo que se publicaba ese libro, Malcom Gladwell publicaba “Blink: el poder de pensar sin pensar” donde planteaba que muchas veces tomamos decisiones rápidas (y muy buenas) sin necesidad de demorarse o sobre analizar las cosas. Dice que lo importante es adquirir conocimiento previo a la toma de la decisión y no sobre analizar porque a veces tener demasiada información puede interferir con la precisión de un juicio. Llama a a esto “parálisis de análisis”. Llegaron hasta acá y ya me los imagino diciendo: ¿Y qué tiene que ver esto con la Cultura de la Influencia y con este newsletter chicossssssssss? Bueno, tiene que ver y mucho.
Si algo trajo el mundo digital son opciones, una multiplicidad tan difícil de abarcar que literalmente es infinita. Hoy es imposible consumir la cantidad de contenido que existe en las distintas plataformas y el formato reinante a hoy nos hace muy dificil poder elegir. ¿A quién tengo que seguir en Instagram? ¿Cuántos followings puedo tener? ¿Cómo busco la mejor música en Spotify? ¿Dónde está la serie que me recomendaron? Decisiones que fueron históricamente limitadas y casi automáticas hoy pasaron a ser parte de nuestra cotidianeidad y, posiblemente, de nuestro ruido mental que cada vez nos abruma más. Todos los autores coinciden en que es necesario que algunas decisiones sean automáticas o que las tomen otros por nosotros, para ayudarnos y para poder ocupar nuestro espacio mental en otras más relevantes. Imaginemos si no nuestro cerebro teniendo que decidir cada vez que queremos mover un dedo o masticar para alimentarnos.Entonces acá nos preguntamos, ¿es posible que hayamos llegado a un hartazgo tal que ya no podamos decidir por nosotros mismos en cuánto a consumo de contenidos y necesitemos de terceros? ¿Es necesario el rol de editor o curador que nos limite las opciones y podamos elegir y consumir mejor?Nuestra respuesta es sí y que ese editor y curador ya llegó: TikTok.Hace varios meses que venimos hablando de TikTok como un cambio mucho más grande que una plataforma, sino en la forma de consumir y es una vuelta (nostalgia, ¿remember?) al viejo y conocido zapping pero un zapping personalizado y pensado para cada uno de nosotros.Lo que hace unos años era la búsqueda por empoderarnos en elegir a quién seguimos, a quién consumimos y cómo se está transformando en cederle ese poder a un algoritmo que nos ayuda, al que podamos decirle cuando se equivoca y que nuestro único trabajo sea pasar de un contenido a otro y así poder acceder a cosas que ni siquiera sabíamos que existían. Decimos que TikTok no es tan sólo una plataforma porque ya es claro que no sólo las existente la intentan copiar: Instagram con Reels, Twitter con el Para Tí, Youtube con Shorts sino que existen ciertos de startups imitando el modelo y queriendo competir en ese territorio. El desafío de esta tiktorización estará entonces en tener un algoritmo que, no sólo pueda curar el contenido y nos traiga cosas que posiblemente nos gusten, sino que también habilite la sorpresa, cruce los puentes y las veredas tan acotadas en el ecosistema anterior y nos permita acceder a cosas que no sabíamos que nos podían llegar a gustar. El modelo del follow nos acota la imaginación, ¿cómo vamos a buscar algo nuevo si no sabemos qué hay y si nos gusta o no? Por eso este nuevo editor tiene la posibilidad de ampliar gustos, conocimientos y exponernos a cosas nuevas.¿Qué hay para las marcas? La posibilidad de llegarle orgánicamente a un público al que antes no podíamos, de tener buenas ideas que impacten y quieran ser compartidas, de realmente entrar en una era de generación de contenido relevante y ser parte de la cultura digital. ¿Qué no hay para las marcas? La posibilidad de ser conservadores y replicar lo hecho en otras plataformas.
Tenemos mucho más para decir al respecto, este tema nos da mucha tela para cortar. Por hoy, vamos a dejarlo hasta acá y volvemos la próxima edición para seguir profundizando. Nos llevamos como tarea seguir pensando.
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Vamos a hablar de Bad Bunny. ¿Por qué? Porque es el artista latino más importante en el mundo del momento. Su disco “Un verano sin ti” encabezó todos los rankings del mundo por varias semanas continuadas. Sin embargo, en las últimas semanas estuvimos observando mucho hate hacia la imagen de Bad Bunny. ¿Qué pasó en el medio? En este video, Jose M. nos lo explica muy bien, pero básicamente “se descubrió que, al final, todo en la imagen de Bad Bunny es marketing”. Esta fue nuestra reacción:
Claro que todo es marketing muchachos, empezando por el hecho de que no hablamos de Benito Antonio Martínez Ocasio, hablamos de Bad Bunny, de un producto. El problema aparece cuando se cae ese velo entre la persona y la marca y los consumidores dejan de percibirla como algo genuino.
Nos parece un lindo caso de los desafíos de sostener una marca personal en el tiempo y, de paso, si no leyeron nuestro artículo sobre qué es el hype, este es el momento de hacerlo.
Gracias por leernos. Nos pueden encontrar en Instagram como @juanmarenco y @nati.alfonsoo. ¡Hasta la semana que viene!